No son pocas las empresas, pequeñas, medianas, grandes y transnacionales que utilizan el convenio de confidencialidad dentro de los documentos que se tienen que firmar para empezar a colaborar en conjunto, tanto con sus empleados como con sus licenciatarios.
¿Qué es lo que se protege con un convenio de confidencialidad? ¿Por qué todo el mundo está tan preocupado por firmar uno antes de iniciar cualquier relación comercial con un tercero? ¿Qué es lo que no queremos que nos quiten?
Aquí enumeraré algunos supuestos que me parece se acercan al sentir de los propietarios de una licencia, si bien no necesariamente los comparto con ellos…
Supuesto 1 – No quieren soltar a la gallina de los huevos de oro
Leyendo entre líneas, podríamos encontrarnos con noticias del sector, en la que se habla del tamaño de la industria en México, según cifras más o menos confiables y nos hemos dado cuenta que el tamaño del licensing es monstruoso y que el pastel se lo comen sólo unas 20 empresas (90% extranjeras). Por lo anterior, un contrato de licencia, es realmente un documento en el que se establece el pago de entre $5,000 y $100,000 USD por prestar los “monos” de sus propiedades, lo que hace una cifra increíble al año si sacamos el promedio, lo multiplicamos por las propiedades en el mercado y los licenciatarios del país.
¡Wow! ¡Qué nadie se entere! No queremos competencia.
Supuesto 2 – No quieren revelar los “secretos” de sus operaciones
¿Qué podría haber dentro de una estrategia de comercialización de una licencia que no se use en la elaboración de cualquier un plan comercial de una fábrica de calcetines o servicio de limpieza de salas? La respuesta es NADA. Yo no he encontrado ningún elemento que constituya la fórmula secreta de la Coca-Cola, la receta secreta de KFC y/o cualquier otro secreto industrial que se haya guardado para dar una ventaja competitiva a sus propietarios. Llevar una propiedad con un puñado de archivos, un plan comercial regular y unas reglas básicas, no constituye desde mi punto de vista un “secreto” industrial muy diferente al de cualquier otro negocio que se te venga a la cabeza.
Por lo anterior, regreso al supuesto 1, lo que en realidad no quieren que divulgues es que una licencia bien posicionada en el mercado mexicano tiene un valor de $800,000 USD por año, sólo por el concepto de adelanto de regalías o mínimo garantizado que es lo menos que esperan obtener por “prestar” sus personajes por el año en curso.
Supuesto 3 – Su ventaja competitiva está en el arte “que traen”
De acuerdo, el 95% de la ventaja competitiva de una licencia es su arte, sin el una licencia no es nada y de cualquier forma, ese 95% podría convertirse en nada si el consumidor se cansa de los personajes. No habrá nada que “levante” a la propiedad aunque le den vueltas y vueltas a la tuerca, a la formula, a la guía de estilo. ¿Entonces? Concedo esta parte como una de las posibles razones lógicas y reales por las que una propiedad intelectual podría firmar un convenio de confidencialidad con empresas relacionadas, por la importancia que tiene llegar primero y “pegar dos veces”. Esto es lógico y totalmente temporal, ya que una buena empresa de licencias, deberá tener todo el tiempo, una guía de estilo en el mercado, una ya entregada a sus licenciatarios, pero con producto que aún no sale y una guía en desarrollo.
Vamos a pensar que a uno de los propietarios se le ocurre la magnífica idea de hacer una guía de estilo basada en Canguros (por ejemplo) y sus empleados lo saben. Tardará de 4 a 6 meses en desarrollar dicha guía (de acuerdo con el tamaño de su equipo) y si por cualquier razón, uno de los diseñadores/ilustradores de la propiedad se va de la empresa, lo peor que podrían hacer es revelar a la competencia en qué es lo que se está trabajando y “ganarles el mandado”. Por lo anterior reitero, aquí si concedo un pequeño riesgo en la divulgación de dicha información, por un periodo corto de tiempo.
Supuesto 4 – No quieren que les hagas competencia “desleal”
Aunque existen casos de transnacionales que parece que han estado ahí desde hace más tiempo que cualquiera de nosotros y han sabido mantener su negocio boyante durante décadas, hay otras pequeñas empresas mexicanas (o no) que hicieron lo que el burro de la flauta y les fue bien dentro de la industria; Razones pueden haber varias, desde un gran talento, un buen momentum, una buena relación con ciertas personas/empresas, suerte…Puedes enumerar la que quieras. El tema es que recibieron algunas migajas del gran pastel que hemos hablado y están completamente convencidos de que fueron ellos los que inventaron el hilo negro. Conozco casos realmente enfermizos en el tema de la competencia “desleal” en la que los empresarios te hacen un contrato que básicamente te invalida para que ejerzas tu trabajo (cualquiera que sea, creativo o no) dentro de cualquier otra empresa de la industria del licensing y/o empresa de licenciatarios por un plazo de 5 a 10 años después de que termines tu relación con ellos. A mí me parece que cuando tienes que firmarlo no hay muchas opciones para dejar de hacerlo, si estás en una chamba que te gusta/apasiona y erróneamente crees que podrías hacer una carrera dentro de esa propiedad (ojalá todas las propiedades se volvieran clásicas) lo terminas firmando. Si después de la firma duras 3 meses, 1 año, 5 años o el tiempo que sea, automáticamente cuando terminas tu relación laboral con ellos tendrías que evitar recibir ofertas de trabajo (aunque seas bueno en ello) por el contrato que firmaste y en casos más rudos, si una tercera empresa que ha sido licenciatario de la propiedad en la que trabajaste se entera, son tus ex jefes quienes llegan a “sugerirles” a los dueños de la empresa en cuestión que no te contraten porque al hacerlo estarían violando ese contrato, que a todas luces es anticonstitucional y que en la mayoría de los casos no llega a aplicar porque normalmente el contrato de confidencialidad no incluye una suma de dinero por el concepto de guardar la secrecía de lo que sea que quieran ocultar.
Tontamente, estas empresas creen o creen saber en qué consiste el secreto del éxito, cuando ha sido probado una y otra vez que desde la más pequeña, hasta la más grande tienen dentro de su fórmula ingredientes azarosos que ellos no pueden controlar por más que lo deseen. Que tienen elementos claves que no pueden replicar, que por más planeación, por más licenciatarios que se tengan, si la propiedad viene podrida, no va a vender. Entonces, tienden a creer que las cosas que te llevas de la empresa (léase tu talento) les pertenece a ellos y que no puedes ir a vendérselo a un tercero por ser una práctica desleal. ¡Nada más absurdo y más tonto! Existen en México cientos de iniciativas de ex – Nombre_de_Licencia que no han podido hacer nada después de haber abandonado la licencia para la que trabajaban, por más que se trate de personas talentosas.
Por ahora, no ahondare en otros supuestos, pues lo que menciono con anterioridad han sido suficientes para cubrir este espacio por esta semana, pero posteriormente retomaremos el tema para seguir ejemplificando como los empresarios triunfantes dentro de la industria, están muy contentos con la idea de que los pequeños no puedan compartir la mesa con ellos y se conformen con pequeñas migajas que a ellos se les caen de la mesa.
Nos leemos en la próxima oportunidad; no olviden descargar el convenio de confidencialidad de este blog y firmarlo para que puedan seguir leyendo lo que tenemos para ti cada semana…Ahhh y pobre de aquel que se vaya a ver las noticias de la PROMARCA, porque ya no podrá entrar aquí de nuevo y lo que es más, lo perseguiremos y le quitaremos su computadora por violar nuestro acuerdo… A ver si así aprenden.
Saludos confidenciales.
Antonio Mendoza.