Hace algunos meses (en el 2015) tuve el gusto de darle un curso de LicensingMX a una persona de Colombia llamado Camilo Burgos. El es un chavo 25 años, que tiene allá en su país, un concepto llamado Toc Inc (http://www.tocinc.co) y tiene por objeto representar el folclor de Colombia de una manera lúdica y divertida a través de un concepto de personajes que él creó para este efecto.
Desde que tuvimos el curso, he tenido la oportunidad de hablar con él en repetidas ocasiones, por motivo de alguna duda, para charlar sobre lo que estamos haciendo y sobre todo para seguir creciendo esta amistad basada en una afinidad que pocos tenemos, un concepto de licencias propio y nuestras ganas por seguir haciéndolo crecer de una manera u otra.
Apenas en Diciembre, Camilo me pidió mi dirección postal para hacerme llegar un detalle de navidad y yo sabiendo que sería algo de Toc Inc, lo hice sin chistar…No hace falta decirles que el correo mexicano es lentísimo para hacer sus entregas, pero finalmente cumplen. El tema es que ya muy entrado Enero, un día recibí una notificación en mi casa para ir a recoger a una oficina postal un paquete que me había llegado de Colombia. Al día siguiente fui muy temprano en la mañana para recogerlo y aunque ya había pasado incluso el día de los reyes magos, ahí estaba yo abriendo con mucha emoción la caja que Camilo me había mandado y que estaba encintada de origen y sobre encintada en muchas otras ocasiones y con cintas de muchos colores por las vueltas que seguro dio de un lado a otro, pero a pesar de lo que diga Apple, en este caso el empaque no fue en absoluto importante, ya que apenas pude destapar la bolsa, me invadió una sensación que sólo podría ser equiparable a cuando abres un tesoro…
Dentro estaban los productos de Toc Inc que Camilo había seleccionado para mí y que aunque no estoy seguro si soy el único mexicano que los posee, pero si estoy muy seguro que debo ser uno de los poquísimos con ese honor; el tema es que amén de cualquier otra cosa, en lo macro, Colombia me mandó a través de uno de sus embajadores, un pedacito de su talento, de su creatividad, de su folclor y de su ingenio; y a nivel personal Camilo me mandó, no sólo una serie de artículos con la imagen de sus personajes, me envió el equivalente a cientos de horas de trabajo, dedicación, empeño, disciplina y empuje, me envió pues, un paquete en el que venía perfectamente nítido un sueño que se continúa cristalizando, que a mí me maravilló recibir y sentir que dentro de esta industria en la que si, se mueven millones de pesos mexicanos y colombianos, también hay una materia prima que no se puede comprar y que escapa a cualquier pago o transacción comercial, en cada artículo fabricado con los personajes de una creación propia hay un poco de magia y debe existir también una capacidad de asombro que no se debe de perder si queremos que nuestros conceptos sigan vigentes en el mercado.
Gracias Camilo, porque con tu regalo recibí además de una muestra de tu afecto y de tu talento, un nuevo empuje para seguir creyendo que la respuesta está en los pequeños licenciantes.
Nos leemos en la próxima ocasión en la que tengamos oportunidad de hablar de las cosas que suceden en la industria del Licensing de Méxíco y de nuestros vecinos latinoamericanos, que al final del día todos estamos conectados.
Antonio Mendoza.